“Obstáculos para comunicarnos conscientemente”

  1. Funcionando desconectados. Existiendo sin vivir.

 

Ordinariamente, los seres humanos funcionamos “en automático”. En nuestro día a día hay cantidad de cosas que hacemos sin pensar: ducharnos, lavarnos los dientes, conducir…incluso comer, trabajar o llegar a casa. Como dice Thomas Bond, tenemos un pequeño robot que hace por nosotros las cosas que diariamente repetimos. A ese pequeño robot tenemos mucho que agradecerle, pero no podemos confiarle a él toda nuestra vida, porque entonces existimos sin vivir, sin disfrutar, sin conectarnos, sin SER.

 

Thomas Bond nos recuerda: “…me ayuda a pensar en mí mismo como teniendo estas dos partes, mi SER y mi ROBOT. Mi ser no tiene pensamientos recurrentes. Está siempre presente y consciente. Pero mi ser convive con mi robot, mi cuerpo humano y mi cerebro. Mi robot repite comportamientos, es más habitual (de hábitos) en pensamientos, en lenguaje y en acciones. Y aunque mi robot pueda cambiar sus hábitos, lo hace mucho más despacio de lo que yo quisiera. Pero la buena noticia es que si yo persevero sí llega a cambiar. Aquí es exactamente donde la práctica toma su lugar.

 

Por ejemplo, cuando estaba estudiando por primera vez la CNV quería pensar en las necesidades más frecuentemente, (las mías y las de otros) especialmente en momentos difíciles. Mi ser me decía que esto me proporcionaría más conexión y comprensión, y en último término estaría más vivo, sirviéndome a mí mismo y a los que me rodean. Pero al mismo tiempo mi robot continuaba pensando acusadoramente o responsabilizando a las personas (incluyéndome a mí) y enjuiciando si “eso” lo deberían o no deberían hacer o decir.

Mi incapacidad para seguir mi intención de ser más compasivo me estaba abrumando y desconcertando. Mi robot o mi yo habitual estaba empujando atrás a mi verdadero ser. ¿Por qué me pasaba esto?

 

Encontré respuesta a esto en una película que se llama: “Y tú ¿qué sabes? ”. Esta película nos muestra que mientras nuestras conexiones sinápticas tengan un mismo patrón reforzado, nuestras futuras conexiones tienden en mayor medida a reconectarse exactamente siguiendo el mismo patrón. Y es gracias a esta característica nuestra que somos capaces de aprender y recordar. Así que podemos entender muchos de nuestros pensamientos como hábitos. Es por eso que no tenemos que pensar mucho, por ejemplo, cuando nos cepillamos los dientes o salimos a tomar el autobús. Porque estamos pensando entonces habitualmente. Nuestro robot está haciendo ese trabajo por nosotros, sin contar con nosotros.

 

En muchos casos nuestro robot nos hace la vida más sencilla. Nos permite hacer varias cosas al mismo tiempo y puede incluso protegernos contra el peligro. Sin embargo, hay algunas veces en que podemos encontrarnos enojados con él… como cuando estamos intentando o probando una nueva forma de pensar o un nuevo comportamiento; como cuando estamos tratando de integrar patrones de pensamiento más compasivos.

 

Con el tiempo los patrones habituales suelen llegar a ser mucho más sofisticados que cepillarse los dientes. Ellos influyen en todo lo que hacemos y pensamos, desde escoger lo que vamos a comer hasta decirnos que nuestro jefe es verdaderamente insoportable.  Particularmente, nuestros pensamientos habituales afectan el modo como nos relacionamos con nosotros mismos, con nuestra familia, y con los más cercanos. ¿Te suena familiar?

 

A pesar de que nuestro robot influye mucho en el ritmo en el que nuestros pensamientos y conductas cambian, sin embargo, con intención consciente y práctica, nuestro “SER” puede ayudar a crear nuevos hábitos con el tiempo. Podemos contemplar nuestro “SER” como una fuerza creadora o un programador que puede, a través de la práctica y la repetición, determinar nuestra dirección y nuestra experiencia. Es nuestro ser el que puede brindarnos una nueva conciencia en cada momento. Es nuestro ser el que invita al robot a estudiar la comunicación compasiva. Es él quien nos lleva al gimnasio y nos hace alimentarnos de manera sana.

 

Cuando pienso en mis pensamientos y acciones desde esta perspectiva de “robot” y “ser”, me siento menos ansioso sobre el ritmo de progreso que estoy teniendo en mi integración personal. Puedo ser más compasivo, comprensivo, y estar presente a mí mismo en cualquier nuevo aprendizaje.  Esto hace mi proceso menos doloroso y mucho más gratificante y puedo seguir adelante con ello.  Cuando permanezco en esto, despacio y seguro, mi ser y mi robot se alinean o se ajustan mejor. Es por esto que la práctica y la repetición son tan poderosas como caminos para integrar la comunicación compasiva en nuestra vida.

 

Este es el modo como lo veo: hay mucho apoyo para mi robot, mi ser habitual, y por eso puedo hacer un especial esfuerzo  para apoyar también mi SER, mi ser consciente.

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