Jesús nos pide amarnos, la CNV nos muestra cómo

En efecto, Dios nos amó primero y nos envió a su Hijo. Y es el Hijo Jesús quien nos dice: “Como el Padre me amó así yo os he amado: permaneced en mi amor.” Y nos ha dicho esto para que participemos de su alegría y nuestra alegría sea plena. Un solo mandamiento nos dejó Jesús: que nos amemos unos a otros como él nos amó. Y nos dijo también: “Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por los amigos.  Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamo siervos porque el siervo no sabe lo que hace el amo. A vosotros os he llamado amigos porque os comuniqué cuanto escuché a mi Padre. No me elegisteis vosotros; yo os elegí y os destiné a ir y dar fruto, un fruto que permanezca; así, lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo concederá.”

 

Está claro, la invitación es a amarnos unos a otros, no con cualquier tipo de amor sino con un amor de entrega total. La pregunta es: ¿y cómo podemos hacer esto? En una entrevista realizada a Marshall Rosenberg, fundador de la Comunicación No Violenta (CNV)[1], él relataba su desazón por no encontrar respuesta a esta pregunta en la psicología clínica. “Así que –decía-  tomé cursos en religiones comparadas porque vi que en las religiones se hablaba más de esta pregunta, y la palabra “Amor” salía constantemente en el discurso religioso.

 

“Yo solía escuchar la palabra amor como muchas personas la usan en un sentido religioso: “Deberías amar a todos.” Y me solía incomodar mucho con esta palabra amor. “Ah si, cómo no, ¿ahora se supone que tengo que amar a Hitler?” Traté de entender mejor lo que significa la palabra “amor” porque podía ver que tenía mucho significado para muchos millones de personas en todas estas religiones. ¿Qué es, y cómo “haces” este “amor”? La CNV surgió de mi intento por comprender este concepto de amor y cómo manifestarlo, cómo hacerlo. Y llegué a la conclusión de que no era sólo algo que se siente, sino algo que se manifiesta, algo que hacemos, algo que tenemos. Amar es entregarnos en cierta manera.”

 

Cuando le preguntaron, en esa misma entrevista, ¿Qué entiendes por “darnos a nosotros mismos”?, él respondió: -Para mí, “darnos a nosotros mismos” significa expresar con honestidad lo que está vivo dentro de nosotros en este momento. Es responder profundamente a la pregunta: “¿Cómo estás?” La hacemos como un rito social, pero en realidad es una pregunta muy importante. ¡Qué gran regalo significa saber a cada momento lo que esta vivo en alguien! Dar a otros este regalo, esta entrega, es una manifestación de amor. Cuando te manifiestas desnuda y honestamente, a cada momento, movido por la única razón de manifestar lo que está vivo en ti, sin acusaciones, sin críticas, sin castigos. “Aquí estoy, y esto es lo que yo quisiera.” Este es mi ser vulnerable, en este momento. ¡Que hermosa forma de manifestar amor! La otra forma en que damos amor es la manera como recibimos el mensaje de la otra persona. Recibiéndolo empáticamente, conectando con lo que está vivo en ella, sin juzgarla. Únicamente escuchando lo que está vivo en la otra persona y lo que le gustaría.”

 

La CNV es una poderosa herramienta que nos puede ayudar a vivir de forma compasiva. Es un nuevo lenguaje que, si lo practicamos, nos hará capaces de dar desde el corazón y de hacer más hermosa la vida de quienes nos rodean. El método es simple, pero su poder de transformación es extraordinario.

 

Se llama comunicación consciente pues este método nos ayuda a expresarnos con sinceridad y claridad, al mismo tiempo que prestamos una atención respetuosa y empática a los demás. Al invitarnos a observar sin hacer juicios ni evaluaciones y a conectar con nuestros sentimientos, la CNV nos permite descubrir las necesidades mutuas (las propias y las de los demás) y –desde allí- hacer peticiones que sirvan a la vida. Es decir, nos permite conectarnos con nosotros mismos y con otras personas de manera que aflore nuestra compasión natural.

 

Se llama comunicación no violenta, pues alimenta actitudes respetuosas con la vida. La no violencia significa permitir que se manifieste lo positivo que llevamos dentro  -el amor, el respeto, la comprensión, el agradecimiento, el interés por los demás-  y que nos liberemos de las actitudes egoístas motivadas por la codicia, los prejuicios, la desconfianza y la agresividad que habitualmente dominan nuestros pensamientos, palabras y acciones. De este modo, contribuiremos a la construcción de la fraternidad universal, pues, como decía Mahatma Gandhi, “para una persona no violenta, todo el mundo es su familia”. A menudo no reconocemos nuestra propia violencia porque ignoramos que la tenemos. Para desactivar la violencia, hay que empezar por nosotros mismos.

 

La CNV nos acerca a nosotros mismos y a los demás, nos mantiene conectados con la vida, al liberar la compasión y el amor que mana de nuestro interior y al evitar que nos degrademos, pervirtamos y alienemos, desconectándonos de nuestro ser más profundo y originando sufrimiento para nosotros mismos y para los demás.[2]


[1] M.B. ROSENBERG, A Practical spirituality. Reflections on the Spiritual Basis of Nonviolent Communication, Puddle Dancer Press, Encinitas CA 2009.

[2] La CNV se transmite en muchos países y en diversas lenguas. Si quieres conocer la actividad de esta comunidad internacional, dirígete a la página oficial del Center for Nonviolent Communication (www.cnvc.org).

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